Interesantes exposiciones, a cargo de tres profesores extranjeros, contempló el coloquio “Una mirada sobre dos temas globales: Derecho Ambiental y guerra contra las drogas”, organizado por la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso y que se realizó en el Aula Luis Vicuña Suárez de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Los expositores fueron el Dr. Ravi Srinivas y el Dr. Rogelio García-Contreras, ambos del Centro de Estudios Internacionales de University of Saint Thomas de Houston, Texas, Estados Unidos y el profesor Dr. Eduardo García Frapolli, del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El profesor Ravi Srinivas, Doctor en Ciencias Ambientales por la Universidad de New York, desarrolló su conferencia en inglés, refiriéndose principalmente a la concepción del derecho ambiental en Estados Unidos y a cómo el Gobierno de ese país se ha organizado administrativamente para que estas normativas se cumplan en forma efectiva por todo el territorio.
Asimismo, explicó que pesar de que las materias ambientales suelen ser complejas, complicadas y cambiantes, las regulaciones en este ámbito en Estados Unidos han demostrado más fortalezas que debilidades. Las describió como un sistema de leyes, normativas y regulaciones organizadas de manera tal que abarcan casi la totalidad de las actividades de ese país, tanto a nivel federal, estatal y local.
También sostuvo que las leyes medioambientales tienen estrecha relación y conexión directa con las políticas medioambientales y aseveró que simplemente unas no pueden administrarse sin considerar a las otras.
MEXICO Y DROGAS
En tanto, el profesor Rogelio García-Contreras desarrolló el tema “Guerra contra las drogas: una conversación sobre México actual”, exponiendo un pesimista panorama en lo que se refiere al narcotráfico y la corrupción. “México es un país sumamente corrupto, lamentablemente, y una persona, aunque quiera obrar bien y no esté de acuerdo con la corrupción, se ve obligada a caer en este sistema institucionalizado del soborno, de lo contrario, no le resultan las cosas”, comentó el profesor.
Detalló que según cifras actuales, de cada mil asesinatos ocurridos en un año, sólo el 2% de ellos se resuelve y el resto, nunca se llega a procesar por falta de pruebas.
Esta pesimista realidad la atribuyó a dos factores principales: a la debilidad de las instituciones mexicanas, en especial a las relacionadas con el sistema judicial (policías, jueces, fiscales) y a las altas tasas de desempleo que perduran en ese país y por consiguiente, a la grave situación económica que exhibe.
Este escenario, dijo, es el propicio para el desarrollo, a grandes escalas, del narcotráfico, pues es un negocio fácil y rápido, que ha llegado a tal nivel de sofisticación que está constituído por varios carteles, explicó el profesor García-Contreras
En su análisis, manifestó que los últimos gobiernos han utilizado distintas estrategias para “atacar” el narcotráfico: desde “dejar ser” la actividad e ignorarla por completo, hasta establecer alianzas con Estados Unidos a nivel armado y de inteligencia militar.
A pesar de que aún no hay resultados concretos con una u otra estrategia, al menos reconoció que existe interés por parte de las autoridades mexicanas por resolver el problema del narcotráfico. En este contexto, se mostró partidario de legalizar el consumo de algunas drogas, ya que según él esto podría disminuir la actividad de tráfico ilegal de ciertos estupefacientes y su comercialización podría estar más controlada.
“La solución no va por matar a los líderes de los carteles, pues al día siguiente existe otro líder y el negocio sigue, no para”, manifestó el profesor García- Contreras.
Aseveró que el ataque frontal generalmente no da los resultados esperados y que el tema de las drogas debería abordarse mejor como un problema de salud pública más que un problema de la Defensa o militar.
Finalmente, el profesor Dr. Eduardo García Frapolli, del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM, comentó ambas exposiciones y dijo que antes de tomar decisiones, las personas deberían decidir si las están adoptando como ciudadanos o como consumidores, ya que ambas ópticas tendrían efectos y consecuencias diferentes.
“Hasta el momento, vemos cómo las decisiones, principalmente relacionadas con el Medio Ambiente, las están tomando los economistas o los departamentos de Hacienda de los países, en lugar de que las tomen los ciudadanos o los expertos en los temas”, comentó.