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En Escuela de Derecho se presentó en Chile “Estudios de Derecho Procesal en homenaje a Eduardo J. Couture”

En la oportunidad participó uno de los coordinadores de la obra, el profesor de la Universidad de Montevideo Santiago Pereira.

La Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, a través del Departamento de Derecho Procesal, llevó a cabo la presentación en Chile del libro “Estudios de Derecho Procesal en homenaje a Eduardo J. Couture”, en una actividad donde intervinieron Alberto Balbontín, decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UV; Santiago Pereira, profesor de la Universidad de Montevideo y uno de los coordinadores de la publicación; Raúl Tavolari, exacadémico de la Universidad de Valparaíso y Universidad de Chile; y Maite Aguirrezábal, profesora de la Universidad de Los Andes.

En primer lugar, el decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales UV, Alberto Balbontín, hizo un repaso sobre la visita que Eduardo Couture realizó a la Escuela de Derecho en junio de 1953. “Hace 65 años nuestra escuela tuvo el alto honor de recibir en sus aulas a quien fuera y sigue siendo el procesalista más trascedente de la América hispana. Venía de la hermana república del Uruguay a ofrecernos, con la generosidad, brillo y claridad por todos reconocidos, parte de sus conocimientos, investigaciones y experiencia. Y significó para la comunidad de esa época, una oportunidad única para encontrarse cerca de uno de los grandes maestros del procesalismo de aquellos tiempos, cuyo prestigio no solo cubría nuestro continente, sino que, con razón y justicia, alcanzaba también al continente europeo, donde se le reconocía como el gran jurista que había introducido la idea pionera de que la acción debía asociarse al derecho constitucional de petición, que todo ciudadano porta en su equipaje de derechos, y que le permite requerir del estado lo que hoy se denomina la tutela jurídica efectiva”, indicó.

“El discurso de recepción lo pronunció nuestro recordado maestro Mario Casarino Viterbo, quien informaba en su intervención que la distinguida visita llegaba a nuestra escuela en cumplimiento del encargo hecho por sus anfitriones capitalinos de ofrecer cuatro conferencias, una de las cuales era que la venía a dictar en Valparaíso: “Actuales orientaciones del Derecho Procesal”, y las otras tres tituladas “La sentencia”, “La cosa juzgada” y “La misión del abogado”. Este último tema nos recuerda la profunda devoción que el maestro uruguayo profesaba a la abogacía, y que se vio reflejada en sus innumerables conferencias y trabajos acunados en libros de texto y en artículos, e incluso en la correspondencia que intercambiaba con sus cercanos”, continuó el profesor Alberto Balbontín.

“Un ejemplo de aquello se encuentra en esa pequeña joya que es el libro “Los mandamientos del abogado”, cuya primera edición se publicó el año 1949. Esos mandamientos -un ejemplar de los cuales nuestra escuela entrega a cada egresado en la ceremonia anual en que le damos la despedida de nuestras aulas, como un símbolo de reconocimiento a la dignidad de nuestra profesión- reflejan magistralmente la esencia de la abogacía, y son como el espejo que cada mañana nos muestra el rostro que a lo largo del día verán los que observen nuestro desempeño y comportamiento profesional. Eduardo Couture dejó no solo un legado de enseñanzas en el campo del derecho, sino que también uno de bondad, de vida buena, de compromiso con la profesión, con la justicia y con sus semejantes, el que quizás sea tanto o más valorable que sus brillantes lecciones”, cerró.

Posteriormente intervino Santiago Pereira, profesor de la Universidad de Montevideo y coordinador de la obra, quien indicó que el libro “fue una aventura que llevó dos años de trabajo, donde empezamos con un proyecto que era invitar a los procesalistas que quisieran escribir, y nunca nos imaginamos que íbamos a recibir 86 trabajos de todas partes del mundo, a tal punto que el proyecto casi naufraga porque la editorial dijo que era imposible publicar un libro de estas características en un país tan pequeño como Uruguay, pero después de toda esa lucha pudimos traer la obra hasta el fin. En ella hay autores de varios países de América y Europa, muchos autores chilenos también, y lo que quisimos fue imaginar un encuentro entre ese Couture tan afable, ese Couture cuyas condiciones humanistas eran tan explícitas y simples, con los que hubieran sido sus amigos”, explicó.

“Y ahí me permití una pequeña trampa, ya que pensé que no se puede publicar un libro en homenaje a Couture que no tenga un trabajo suyo, y ahí viene la elección del trabajo, y uno podría pensar que era una tarea muy difícil entre toda su obra elegir un trabajo. Curiosamente, llegó en ese momento a mis manos un trabajo que no estaba publicado en Uruguay, que era una conferencia que Couture había dado, y resolvimos el problema. El trabajo que incluimos en el libro es una conferencia que dio Couture en Montevideo llamada “La libertad de la cultura y la ley de tolerancia. James Goldschmidt, un judío muerto por la libertad de la cultura”. Entonces cuando me piden hablar de Couture en su enfoque humanista, me gusta contar esta anécdota, porque más que una anécdota es una historia de vida que podría ser perfectamente una novela, que es su relación con el decano de la Facultad de Derecho de Berlín, James Goldschmidt”, continuó.

La historia narra cuando James Goldschmidt visita a Eduardo Couture en Uruguay dado que su residencia en Inglaterra iba a caducar, en el contexto de turbulentos tiempos que se viven en Europa. “El jurista llega a la Facultad de Derecho de la Universidad de Montevideo, donde dicta clases y es recibido como el gran profesor que era, y cuando Couture lo tiene que presentar en la primera clase, dice: ‘Tenían que suceder en el mundo desgracias tan grandes como las que están sucediendo, para que en este momento un hombre que representa la cumbre del pensamiento jurídico esté dando clase aquí. Como uruguayos debemos sentirnos felices; como hombres, profundamente desgraciados’. Mientras preparaba su tercera clase, Goldschmidt estaba en su apartamento y tuvo la sensación de una ligera molestia. Se acercó a su esposa, le citó unos poemas, volvió a su mesa y, como fulminado por un rayo, quedó muerto sobre sus papeles. Y dice Couture ‘así murió el más eminente de los profesores de Derecho procesal civil alemán, en una casa de pensión en Montevideo, caído sobre sus papeles y escritos en español, que luego recogimos retirando sobre ellos su cabeza que empezaba a enfriarse, para transmitir al mundo el mensaje de quien había sufrido como pocos y murió del puro dolor de vivir’”, contó el abogado uruguayo.

“A partir de ahí Couture concluye su conferencia hablando de la tolerancia, diciendo ‘la ley de la tolerancia significa ante todo comprender a nuestros semejantes, nunca tendremos en la mano toda la verdad, ésta debe ser nuestra única certeza, debemos ser conscientes de que siempre caerán entre nuestras manos como si las tuviéramos llenas de arena, una cantidad de granos que se escurrirán entre los dedos y que irán a parar a manos de nuestros adversarios’. Debemos saber que no es ningún mérito respetar las ideas que compartimos, sino que el mérito consiste en respetar las ideas que aborrecemos, por eso la más profunda filosofía de la convivencia humana está en el pensamiento que dice: la plena libertad de nuestra conciencia solo la hemos de conquistar el día en que lleguemos a sentir intenso amor por aquel que no piensa como nosotros”, cerró.

Posteriormente Raúl Tavolari, exprofesor de la Universidad de Valparaíso y la Universidad de Chile, inició su presentación indicando que “me pidieron que hablara sobre la influencia de Couture en las legislaciones procesales de América Latina, y es extremadamente imposible, porque él reúne atributos que le otorgan originalidad y lo tornan un hombre de la cultura. A veces, cuando decimos ‘es un procesalista’, estamos haciendo un juicio extremadamente limitado, y quizás nos estamos de algún modo vistiendo con otro ropaje, porque somos más o menos aficionados a la misma actividad. Couture fue mucho más que eso, conoce la política en el sentido más genérico que ustedes puedan dar, creo yo, a la expresión, y yo desde ese punto de vista he tratado de decir que fue, sorprendentemente para mi gusto, un jurista político, un hombre que entendió la política, y permítanme pedirles otra vez que cuando escuchen la palabra política no piensen en esa expresión menuda que es sinónimo de malos ratos y malos comportamientos. Es la ciencia que determina cómo los seres humanos con comportamos en sociedad bajo la estructura organizada del Estado, y Couture en eso es insuperable, y tuvimos la suerte de tenerlo acá”.

“Yo creo que Couture es un político en el muy buen sentido de la palabra. Dice por ahí que ‘política y justicia no suelen ir de la mano, no suelen estar juntos’ pero le preocupa tanto esto, que en sus obras y libros ustedes observarán, por ejemplo, cómo analiza el derecho procesal de los sistemas políticos vigentes, y entonces manifiesta distinción entre lo que llama un sistema liberal y el sistema estatista. Propone un régimen cuya esencia sea la defensa de la propia condición humana, que es lo que realmente está adelante, y no vacila en decir una y otra vez unas formas parecidas a ésta en el sentido que el código de procedimientos civiles y sus leyes complementarias son partes de textos que reglamentan la garantía de justicia que está concebida en la constitución”, explicó.

“Yo diría que a Couture lo movían básicamente muchos valores, dos que me parecen determinantes: la libertad y la tolerancia. También nos habló de una visión constitucional del proceso, de proteger  constitucionalmente al proceso, y nos dijo que las normas que regulan el proceso, y que no establecen o que prohíben determinados ejercicios, son inconstitucionales. Este jurista, político, hombre de la cultura, dominador del idioma, capaz de hablar de literatura y de música clásica, es un genio en todo ámbito, de lo cultural, de lo social, de lo intelectual, y tiene todavía otra faceta, una faceta espiritual con la que nos enseñó que uno puede o no estar de acuerdo, que en eso consiste la tolerancia”, cerró el académico.

Finalmente, Maite Aguirrezábal, profesora de la Universidad de Los Andes, intervino asegurando que “el profesor Couture dio inicio a lo que vemos en las grandes áreas del derecho procesal, que es el derecho procesal constitucional, principalmente a través de elevar o constitucionalizar el concepto de acción a través del derecho de petición, y muchas veces nosotros creemos que estudiamos la doctrina clásica que principalmente viene de Italia, pero también salió desde Latinoamérica hacia Europa especialmente a través de la mano de Couture, porque esta constitucionalización del derecho significó luego toda una escuela que se desarrolló en los años 60, y esta constitucionalización del derecho de acción es muy importante, porque la acción ha abarcado dos grandes etapas del derecho procesal, primero la independencia del derecho civil cuando se reconoce su carácter independiente de los derechos considerados en el código civil, y luego lo constitucionaliza en el debido proceso con el profesor Couture”.

“Además de predicar la libertad y la tolerancia, él era partidario de la transparencia en el proceso y la ética. El principio de la moralidad procesal es una superación del concepto de la buena fe, nosotros también estamos acostumbrados al término de la buena fe, nos enseñan en el derecho civil que hay que actuar de buena fe, y en el derecho procesal que hay que litigar de buena fe, y eso implica en principio actuar con probidad”, explicó la profesora.

Como tercer aspecto, se refirió a la teoría que desarrolló el profesor Couture en torno a la prueba. “Tiene cinco obras principales donde desarrolla la teoría de la prueba, y luego tiene el proyecto de código procesal civil, que sirve de base para ver la legislación procesal uruguaya y varias legislaciones más, y que nos sirve a nosotros en el desarrollo del texto de proyecto de código procesal civil. Y el profesor Couture en materia de prueba era muy preocupado de las garantías constitucionales, él decía ‘la ley que hace imposible la prueba es tan inconstitucional como la ley que hace imposible la defensa’, dado que asociaba el  derecho de la prueba como parte del derecho de defensa”.

“El profesor Couture defendió valores como la paz y la justicia, imprimió en la cultura del derecho un sello único que se mantiene hasta ahora, un procesalismo arraigado a la constitución. Hoy día la constitución y el derecho procesal tienen un vínculo indisoluble, y eso gracias principalmente al profesor Eduardo Couture, quien fue la voz viva del diálogo entre la ética y la ley positiva, y todos estos valores se encuentran reconocidos en nuestros procesos civiles, consagrando la permanencia de su pensamiento y su filosofía en la actualidad y también hacia el futuro”, cerró.

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