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Alumnos de Derecho guiaron visita a ciudadanos que se acercaron al edificio de la Escuela de Derecho en la celebración del Día de Patrimonio

El diseño de sus mosaicos y representaciones de juicios en la época romana como medieval, el Aula Magna, sus pasillos y la conservación arquitectónica del edificio de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso fueron las impresiones que más resaltaron los visitantes que se acercaron al inmueble ubicado en calle Errázuriz en el marco del Día del Patrimonio celebrado el domingo 27 de mayo.

Alumnos de la carrera de Derecho de cuarto y quinto año fueron los guían que encabezaron el recorrido para mostrar a los visitantes las dependencias del edificio quienes explicaron detalles históricos y sociales de cómo se construyó el edificio en la ciudad de Valparaíso, además de los impulsores del proyecto cuando comenzó con la iniciativa de un grupo de estudiantes, en 1911, solicitaron la creación de un Curso Fiscal de Leyes laico.

Con el tiempo este curso fue creciendo hasta llegar al periodo de construcción que fue entre 1948 y 1957, obra del Arquitecto Enrique Marchetti Rolle y presidida por Victorio  Pescio Vargas. Los elementos y materiales fueron traídos directamente desde Italia, como son los mosaicos que cubren el interior del edificio donde en sus murallas se reflejan hermosas pinturas que simbolizan juicios en el senado romano o en una corte medieval, además de los colores de los mosaicos reflejados por la luz.

Además, el inmueble universitario presenta diversas estatuas y esculturas traídas de diferentes partes del mundo que adornan el entorno, conservando su calidad artística, como el mural “Escena de Valparaíso” del Premio Nacional de Arte, Camilo Mori.

Como parte de las actividades desarrolladas en la ciudad de Valparaíso, el recorrido en la Escuela de Derecho de la UV estuvo coordinada por la Coordinación de Patrimonio y Acervo Cultural que encabeza el profesor Camilo Arancibia y la secretaria académica del plantel, Inés Robles.

“El edificio data de la década del 50 y se puede observar la forma de su construcción arquitectónica que mantiene un estilo patrimonial y artístico, porque da cuenta de una época de Valparaíso”, explica el profesor Camilo Arancibia.

“Una joya para los porteños”

Los visitantes destacaron la conservación del edificio y disfrutaron el recorrido de sus pasillos, ya que algunos nunca habían ingresado a sus dependencias. Fue así como Almendra Quiñones dijo  que la infraestructura fue una de las cosas que más le ha maravillado, porque “los lugares del Aula Magna es muy bonito y la acústica es muy linda y la otra aula y la sala del profesor René Moreno, muy bonita la sala con las sillas antiguas muy funcionales, la verdad es que me gustaron”, dijo.

En tanto Nicolás Alvarado reconoció que las cosas antiguas le llaman la atención: “el Aula Magna me gustó, es como estar en eso lugares que uno ve en películas y que no espera ver como en una Universidad, porque uno entra a un cine a ver la pantalla grande y las sillas, me gustan las cosas antiguas entonces yo entré y me maravillé, además de la estructura y los bebederos de agua”.

“La Escuela de Derecho es el edificio más emblemático que tiene Valparaíso, no solo por lo que significa en términos arquitectónico, sino que además por la historia que hay detrás de su construcción. Esta fue una obra que se financió con cargo a un impuesto en una época en que la educación pública tenía la relevancia en que la sociedad estaba, justamente dispuesta a financiar este tipo de obras con cargo a los impuestos”, señala Álvaro Pavez, ex alumno de la escuela.

Leonor Santibáñez, santiaguina radicada en Valparaíso por más de cuarenta años en la ciudad, reconoció que había entrado en ocasiones anteriores al edificio, pero esta vez, gracias a las explicaciones de los estudiantes que hicieron de guía, comprendió más el sitial del edifico en la ciudad.

“La verdad es que el edificio tiene una interesante historia y llama la atención la influencia italiana con ese arte que hace imaginar Florencia, Venecia o Roma, pero además me ha sorprendido mucho la conservación de los detalles de los mosaicos con el color y pintura sobre sus murallas. Este edifico es una joya para los porteños y la ciudad que hay cuidar siempre”, señaló.

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