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Profesora Alejandra Zúñiga expuso sobre la importancia de consagrar un ingreso básico universal en una nueva constitución

Académica fue parte de coloquio “Derecho constitucional y renta básica universal”.

Una completa exposición acerca de la importancia de consagrar un ingreso básico universal en una nueva constitución, desarrolló la profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, Alejandra Zúñiga, en el coloquio “Derecho constitucional y renta básica universal”, organizado por Red Chilena de Ingreso Básico Universal (IBU Chile).

En su intervención, la académica explicó que “si los ciudadanos inician su vida en condiciones justas, es legítimo permitirles que guarden para si al menos parte de la riqueza creada por generaciones previas, y esto significa un compromiso con la propiedad privada, en tanto que ella provee una herramienta esencial para una autodeterminación efectiva. Y se sigue, además, que una asignación de propiedad privada debería reconocerse como un derecho de nacimiento de todo ciudadano, no como un bien escaso distribuido por la comunidad, como retribución por un cierto comportamiento, o, peor aún, simplemente distribuido por la suerte social y la suerte natural, como dice un autor”.

“La propuesta de ingreso básico universal expresa este compromiso: transformar a este complicado siglo XXI en una nueva era de reforma liberal. Esta poderosa idea se observa si se contrasta lo que es la filosofía libertaria, de autores que proclaman su compromiso con la libertad, pero que se oponen a cualquier mecanismo de redistribución de ingresos, y que es lo que se lee en el trasfondo filosófico-moral de la actual constitución chilena, donde lo que impera es una libertad de papel, nada más que una pantalla para justificar la inacción del estado y el gobierno de los más fuertes”, añadió.

Detalló que la libertad liberal “es una libertad, en cambio, real, donde se exige a la sociedad que dé a cada individuo los recursos necesarios para forjar un proyecto de vida. La idea del ingreso básico ciudadano es sencilla: darles a todos los ciudadanos una suma modesta, que complemente sus ingresos, y hacerlo de modo incondicional, sin exámenes de ingresos y pagado mensualmente, a fin de garantizar un flujo constante de ingresos y evitar que algunos ciudadanos, como está ocurriendo en la actualidad en nuestro país y en el mundo, sufran por la falta de recursos mínimos”.

“Philippe Van Parijs es un marxista analítico que construyó la propuesta de ingreso básico probablemente más popular, que busca construir un paradigma económico fundando ya no en la retribución conforme a la contribución de cada cual a la producción social total, sino que, como decía Marx, la redistribución o la entrega de recursos o adjudicación de recursos es en base a la idea de necesidades. El marxismo analítico es una filosofía que intenta reformular la teoría de Marx, usando las herramientas y métodos de la filosofía analítica y las ciencias sociales. La propuesta de Van Parijs, entonces, pretende asegurar a todos los individuos un ingreso básico no condicionado que permita un mínimo poder de compra a cada persona, con independencia del trabajo que realice o de su disposición al trabajo”, subrayó.

Se refirió a una frase de Robespierre que, según indicó, “es muy importante, porque nos obliga, en este momento constituyente, a preguntarnos qué queremos como sociedad. Dice que el primer fin de la sociedad es mantener los derechos imprescriptibles de las personas, y el primero de esos derechos es el de existir. La primera ley social es, pues, la de asegurar a todos los miembros los medios de existencia, y todas las demás leyes se subordinan a ésta. La propiedad no ha sido instituida ni garantizada, sino que para cimentar esta ley. Es para vivir que se tiene la propiedad, y no es verdad que la propiedad jamás pueda estar en oposición con la subsistencia de las personas”.

“¿Cómo se constitucionaliza un ingreso básico universal? Eso lo vamos a discutir pronto, cuando empiece a funcionar la convención constitucional. Para empezar, tenemos que debe ser un derecho independiente al trabajo, a la seguridad social o a cualquier asignación estatal. Es decir, hay que entenderlo como un derecho incondicional, no importando la relación que tenga la persona con el trabajo; y universal, que implica entregar estos recursos básicos a todos los ciudadanos desde el momento del nacimiento. Por cierto, entre las cosas se va a tener que decidir si solo los chilenos o también los extranjeros, en determinadas circunstancias y con determinados requisitos, van a poder obtener derecho a esta renta básica. En mi opinión, el derecho debiera constitucionalizarse de la forma más extensa posible, a fin de que luego la ley vaya regulando su prestación más específica. Lo relevante es que se garantice desde el nacimiento el derecho a la existencia, puesto que la existencia inicia desde el nacimiento. Esto a veces es necesario mencionarlo, puesto que varias de las propuestas que se han ido discutiendo, consideran que la renta básica para los menores de edad debe ser inferior, y que algunas va a subiendo en la medida en que va aumentando la edad de la persona. El problema que trae aparejada esa tesis es que es que no presta la suficiente atención al hecho de que las mujeres en el mundo somos las principales cuidadoras y somos además las más pobres de entre los pobres, y la razón de ello es que las mujeres nos hacemos cargo de los hijos, de los discapacitados, enfermos y ancianos. El 80% de los cuidadores del mundo son mujeres y en la mayoría de los países no reciben remuneración, cuidan con sus propios recursos y se hacen cargo de cuidar a otros, muchas veces sin contar con lo necesario para ello. Ese hecho hace necesario que una mujer que se hace cargo de otras personas tendría que dividir la renta básica”, explicó.

Destacó que el problema de la renta básica en ese sentido es que, si no se la mira con una perspectiva de género, “ocurre que se están entregando iguales recursos a quienes no están en la misma condición. Las mujeres no estamos en la misma condición que los hombres en casi todo lo que es el espacio público, el espacio de las relaciones laborales, relaciones económicas y los espacios de poder, y si a ello le sumamos que además somos cuidadoras, eso nos coloca en una enorme desventaja. No estoy diciendo que a las mujeres se les entregue más recursos, porque tendríamos que cambiar los principios de la renta básica, que es que sea universal e igualitaria. Lo que digo es que, si se entregan los mismos recursos a todas las personas desde el nacimiento, la mujer que se hace cargo de los hijos va a tener su renta básica y además la de sus hijos, y de esa manera va a poder aumentar los ingresos familiares y de alguna forma ser remunerada por el cuidado que está prestando, lo mismo cuando cuida ancianos o personas con discapacidad. En estos casos ella tiene más recursos para poder cuidar a otros, pero no porque se le entreguen más recursos, sino que cada una de estas personas, aunque sean menores de edad, tienen su propia renta básica asegurada”.

“Una nueva constitución tiene que pensar seriamente que es necesario justificar moralmente la sociedad en la que vivimos y las instituciones sociales que hemos ido construyendo, y para avanzar en ese camino de justificar la existencia misma del estado, tenemos que ser capaces de responder a las demandas ciudadanas que hoy en nuestro país y todo el mundo nos están mostrando que necesitamos garantizar el derecho a la existencia, y que para ello es fundamental avanzar en los mecanismos de redistribución de recursos. La garantía del ingreso básico universal va a permitir liberar a las personas por el solo hecho de ser personas y pertenecer a una misma comunidad, y libertarlas del estado de necesidad provocado por la pobreza, un estado que resulta moralmente coercitivo y que niega los derechos humanos básicos de todos los individuos. Una gran forma de reconocer el derecho a la existencia de todos los chilenos en una nueva constitución es garantizando el ingreso básico universal”, cerró.

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