Profesor del departamento de Derecho Procesal fue reelegido en el cargo en tres ocasiones.
Tras casi 15 años a la cabeza de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso, Alberto Balbontín dejó su cargo como decano de la unidad académica y profesor, cerrando así un ciclo que estuvo marcado por avances en gestión académica y administrativa, así como también de importantes hitos, como la modificación del plan de estudios, la celebración del centenario de la Escuela de Derecho, los avances en dotación académica, la puesta en marcha de programas de postgrado, la acreditación de la carrera por siete años, el desarrollo de actividades y acciones de vinculación con el medio, y el proyecto de conservación del edificio, entre otros.
Este ciclo de dedicación permanente y desinteresada hacia la Escuela de Derecho comenzó el año 1971 cuando ingresó a estudiar a la entonces sede Valparaíso de la Universidad de Chile, para luego desde el año 1979 dictar la asignatura de Derecho Procesal. Fue presidente del departamento de Derecho Procesal en varias oportunidades, director de Escuela de Derecho en el año 2004 y decano de la Facultad de Derecho desde agosto de 2008, siendo reelegido en tres ocasiones.
En sus propias palabras, en los logros “influye también el ambiente de colaboración y sinergia que se genera entre profesores, alumnos y personal administrativo, en lo que los directivos tienen particular importancia”.
Acreditaciones institucionales
Durante su decanato, logró reposicionar a la facultad dentro de las mejores del país, liderando acreditaciones institucionales que permitieron acreditar la carrera de Derecho por seis y luego por siete años, esta última la máxima obtenida por una carrera de Derecho de una universidad pública, estatal y regional, en pregrado.
En relación a la Escuela de Trabajo Social -mientras ésta pertenecía a la entonces Facultad de Derecho y Ciencias Sociales- participó activamente en sus procesos de acreditación, siendo la primera escuela de la universidad en obtener una acreditación por seis años, se modificó su plan de estudios, adoptando un modelo de enseñanza-aprendizaje orientado por competencias, y se reactivó el programa de Magíster en Intervención Psicosocial.
Administración
En cuanto a infraestructura, durante su gestión se construyeron las salas del cuarto piso, la sala de lectura, las nuevas dependencias del Consultorio Jurídico y el edificio se sometió a trabajos de recuperación, junto con mantenciones permanentes a nuestros espacios, como el Aula Magna Victorio Pescio Vargas y la Sala de Consejo Ítalo Paolinelli Monti.
Desde el punto de vista administrativo, integró al equipo de trabajo un contador auditor, luego una ingeniera comercial, un ingeniero informático y una periodista, incluso antes que estos cargos se profesionalizaran en las otras facultades, lo que es una muestra de su visión modernizadora.
En materia de género, reconoció la existencia una cultura que genera estructuras sociales y laborales que afectan la igualdad de trato y de oportunidades, procurando reducir esas brechas al interior de la Facultad. Designó durante su periodo a dos mujeres en la Secretaría de Facultad, quienes entre otras funciones le subrogan en el cargo.
Avances en pregrado, postgrado e investigación
En cuanto a actualizaciones curriculares, implementó la modificación del plan de estudios del año 2010 y participó personalmente en el ajuste curricular del año 2016 y posteriores, con apoyo de asesorías pedagógicas para que, a la vez que fueran procesos participativos, no se perdiera la orientación de expertos en materia de docencia. En esta línea, se cambió el tradicional examen de grado oral por uno escrito basado en casos, que se ajusta al modelo educativo de la escuela, el que actualmente se rinde de manera digital. Además, inscribió en el registro de propiedad intelectual el Manual ESID -Examen de Seguimiento de Integración de Competencias en Derecho-, que se aplica al final del tercer ciclo.
Una de sus grandes preocupaciones fue potenciar la dotación académica, lo que permitió la incorporación de profesores y profesoras con doctorado e investigadores que también han permitido a la facultad, con el esfuerzo de cada uno de ellos, mejorar sustancialmente sus índices en esas materias, adjudicándose proyectos de investigación y publicando más libros y revistas. También apoyó la formación del Centro de investigaciones en Filosofía del Derecho y Derecho Penal (CIFDE).
En materia de Postgrado, durante su decanato comenzó a funcionar el Magíster en Derecho, recientemente modificado para transformarlo en uno con enfoque profesional, alcanzando un total de ocho versiones. También se creó el Doctorado en Derecho, que hoy dicta su sexta versión, ambos programas con un número importante de destacados graduados.
La Revista de Ciencias Sociales se siguió editando, pasando a un formato online, siendo además indexada en Latindex y luego en Scielo. Por su parte, en el sello Edeval se realizaron cerca de 80 publicaciones entre libros y revistas, y se encuentran en proceso de publicación otras más durante este año.
Extensión y vinculación con el medio
Cabe destacar además el apoyo entregado al crecimiento del Consultorio Jurídico, que permitió generar convenios de pasantías y desarrollar áreas en materia de derechos humanos, lo que ha favorecido la experiencia de los estudiantes, ampliando y mejorando la oferta a personas vulnerables. En su minuto fue pionero en la prestación de servicios profesionales a través de un proyecto adjudicado con Sercotec, que permitió dar vida jurídica a pequeñas y medianas empresas. También, frente a la contingencia de la migración, apoyó la incorporación de la facultad a una red que estudia y difunde estos temas.
Durante el centenario de la Escuela de Derecho trabajó intensamente para que dicha conmemoración tuviera éxito, la que contempló actividades, académicas, culturales y sociales, tales como un Congreso Internacional que contó con la presencia de destacados juristas, un concierto de cámara, publicaciones y una fiesta final para más de 500 asistentes, sólo por mencionar algunas actividades.
Participó activamente en los consejos de decanos, actuando como coordinador de ellos, con el objeto de apoyar el trabajo de los directivos centrales. Celebró múltiples convenios y participó en el Consorcio de Facultades de Derecho y en la Asociación Iberoamericana de Facultades y Escuelas de Derecho (Sui Iuris), de cuyo encuentro anual la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso fue sede en el año 2019.
Gestionó también la suscripción de un convenio con la American University, que permitió visitas de académicos desde y hacia la facultad y, también con Naciones Unidas para efectuar una pasantía de estudiantes en Ginebra, sólo por destacar algunos.
Trabajó colaborativamente con la Fundación Escuela de Derecho, integrando su directorio, lo que ha permitido reunir fondos a través de cursos y servicios prestados por ella. Además, es asociado y miembro activo del Centro de Exalumnos, otra institución que colabora estrechamente con la escuela.
No se mantuvo ajeno al proceso constituyente. Junto con la escuela, se desarrollaron ciclos de reflexión sobre la nueva Constitución y jornadas de análisis de la propuesta de la Convención Constitucional, con participación de profesores y profesoras de todos los departamentos e invitados de otras universidades, entregando incluso un documento digital de las primeras a la propia Convención.
Finalmente, en su relación con los estudiantes siempre estuvo dispuesto a escuchar y atender sus requerimientos con la mayor agilidad posible, pues estimaba que ello permitía crear un adecuado ambiente de estudio y de trabajo para la comunidad. Él decía al respecto que “los estudiantes son el fundamento de nuestro quehacer universitario. La institución universitaria existe por y para los estudiantes, de lo contrario sólo serían centros de estudios”.
A partir del 1 de agosto ejercerá el cargo de decano de la Facultad de Derecho de la UV el profesor Ricardo Saavedra, quien resultó ganador en las elecciones llevadas a cabo el pasado 18 y 19 de julio.
